Fama a cualquier costo
En el ámbito de los programas de corazón y telerrealidad, los participantes suelen buscar notoriedad a cambio de dinero. Sin embargo, se ha observado un fenómeno curioso: personas sin motivos claros para desear esa fama, que es notoriamente peligrosa para la salud mental, sienten la necesidad de ser vistas y escuchadas. Este deseo de visibilidad, a menudo, conlleva una avalancha de insultos, lo que sugiere que, en cierto sentido, buscan ser denigradas.
El caso de un abogado en la farándula
Un ejemplo reciente es el de un abogado madrileño, conocido por su trayectoria profesional, que decidió entrar en el mundo del espectáculo tras convertirse en pareja de una famosa diseñadora. Este hombre, que parece no necesitar dinero, pasó de presentar argumentos en los tribunales a compartir comentarios inusuales en televisión. Según sus propias palabras, “me pusieron un micro y, mira, me gustó”. Esta nueva faceta le ha permitido recibir críticas, algo que, a diferencia de los jóvenes que sufren estas agresiones como un golpe a su autoestima, parece fortalecerlo en su madurez.
La frase “los enemigos nos hacen crecer” resuena en este contexto, aunque puede parecer un consejo peculiar. Lo que está claro es que el discurso del odio, en todas sus formas, está en aumento, y que cada vez más personas se suman tanto a practicarlo como a recibirlo, lo que indica que algo extraño está sucediendo en nuestra sociedad.
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