La encuesta de La Vanguardia y sus implicaciones
El reciente pronóstico de la encuesta de La Vanguardia sobre el crecimiento de Vox y Aliança Catalana pone de manifiesto el fracaso del cordón sanitario y la incapacidad de los partidos tradicionales para abordar problemas complejos más allá de frases vacías. Un ejemplo claro es la situación en Afganistán, donde el régimen talibán ha decidido que solo los hombres pueden estudiar, prohibiendo además todos los libros escritos por mujeres. Ante esta realidad, la reacción desde la izquierda ha sido escasa.
La indignación que generan estos abusos debería ser un punto de partida para combatir las injusticias que se imponen en muchas comunidades, donde se viven realidades teocráticas que limitan derechos fundamentales, tanto de mujeres como de niños. Sin embargo, en lugar de construir un discurso sólido, Vox y Aliança Catalana aprovechan la indignación general para avanzar en su narrativa.
La instrumentalización de la indignación
Sílvia Orriols, líder de Aliança Catalana, denuncia la islamización y la inmigración descontrolada desde una perspectiva independentista, pero su propuesta carece de alternativas viables. Durante una reciente aparición en El món a RAC1, Orriols mostró un diagnóstico contundente, aunque sus soluciones parecen más bien engañosas. Mònica Terribas, presente en el programa, intentó confrontar sus afirmaciones con preguntas incisivas, pero su tono crítico a menudo restó efectividad a la discusión.
Si el cordón sanitario contra estos partidos ha fracasado, es esencial permitirles expresarse para luego debatir sus ideas con argumentos sólidos, en lugar de reacciones emocionales que no llevan a ninguna parte.
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