Reflexiones sobre la soledad y la hiperconexión en tiempos difíciles

Terapia de la silla vacía

Un compañero me ha sugerido probar la terapia de la silla vacía para dialogar con una amiga que se encuentra enfadada. Quizás así logre ponerme en su lugar y entender su situación. En estos días, hacemos cosas inusuales para no volvernos locos. En las calles y autobuses, se percibe una atmósfera de desvarío. Aunque no es un fenómeno nuevo, las generaciones anteriores podrían tener mucho que aportar; la historia siempre ha estado repleta de motivos para enloquecer. Sin embargo, la adicción a la hiperconexión tecnológica se ha convertido en una bomba de tiempo. Tanto caos, tanta soledad.

Un diálogo inusual

Coloco dos sillas blancas de la cocina frente a mí, intentando recrear un diálogo en el que soy tanto mi amiga como yo misma. Me siento en una silla e imagino que ella está en la otra. No es fácil creer que está ahí, como un fantasma, vestida con un estampado en tonos lila. Aún borrosa, me lanza una mirada de reproche. Intento iniciar la conversación: ¿Por qué estás enfadada? Mi gata, quizás inquieta por ver a su dueña hablando con una silla vacía, salta y se adueña de la otra silla, interrumpiendo el diálogo. La gata es un verdadero detector de situaciones extrañas y parece no tolerar comportamientos inusuales.

Cuando grabo audios, ella aparece corriendo, maullando, como si no comprendiera que puedo hablar sin un interlocutor. Por ello, todos mis mensajes de voz terminan con sus maullidos de fondo. En un intento de continuar con la terapia, decido que mi gata asuma el papel de mi amiga enfadada, colocándole el vestido lila imaginario. Al preguntarle nuevamente por su enojo, ella se lame una pata y se aleja. Cuando empiezo a balbucear la respuesta de mi amiga, la gata regresa y se sienta donde debería estar yo. Ahora soy mi amiga que narra sus sentimientos a la gata que representa mi voz. No es sencillo, y la idea de reunirme con mi amiga para hablar de verdad no se me ocurre, a pesar de que a mi gata le parecería lo más normal.

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