Un termómetro político en Alemania
Renania del Norte-Westfalia, la región más poblada de Alemania con 18 millones de habitantes, se ha convertido en un punto focal del debate político. A pesar de su riqueza y recursos minerales, que han sido objeto de disputa en diversas guerras europeas, la política local ha estado dominada por los partidos tradicionales, como la CDU y el SPD, durante décadas. Sin embargo, las recientes elecciones locales han revelado el crecimiento de Alternativa para Alemania (AfD), un partido que ha captado la atención de muchos.
En los comicios de la semana pasada, la AfD, liderada por Alice Weidel, obtuvo el 14,5% de los votos. Aunque este porcentaje no les permite gobernar debido al cordón sanitario impuesto por otros partidos, su aumento en apoyos es significativo, especialmente en una región donde la ultraderecha no ha tenido un fuerte respaldo. Su presencia se está consolidando, extendiendo su influencia hacia el Oeste tras haber establecido posiciones en la antigua Alemania Oriental.
Un cambio en la percepción social
Los resultados en Renania indican que la AfD ha evolucionado, dejando de ser un partido vinculado únicamente a regiones empobrecidas. Ahora, también ha encontrado eco entre las clases medias que sienten que su calidad de vida está amenazada por problemas económicos y la percepción de una supuesta invasión de inmigrantes. Este fenómeno ha permitido que el partido se mueva de ser un movimiento de protesta a una opción viable para un electorado más amplio.
A pesar de su creciente popularidad, la AfD sigue enfrentando un fuerte aislamiento por parte de otros partidos, que aún recuerdan las sombras del pasado nazi de Alemania. Sin embargo, su ideología xenófoba continúa ganando terreno, lo que sugiere que, aunque no tienen prisa, su influencia en el panorama político alemán podría seguir aumentando.
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