Las palabras como herramientas de conexión
Las palabras son el principio y el fin de la comunicación. La interpretación de términos como ‘libertad’ varía significativamente entre un demócrata y un autoritario. Esta diferencia es dolorosa y revela la urgencia del verdadero combate político: dar sentido a las palabras utilizadas por personas con diferentes visiones del mundo.
Escuchar para comprender
Este desafío requiere preparación y determinación. El primer paso es escuchar, sin prejuicios, lo que nos molesta en el discurso autoritario. Erika Staël von Holstein, fundadora de Re-Imagine Europa y promotora de Nodes.eu, sostiene que ‘a los extremistas no hay que intentar convencerlos, sino escucharlos’. Por su parte, el periodista Charles Duhigg, ganador del Pulitzer, en su obra Supercomunicadores, explora cómo desbloquear el lenguaje que une a las personas.
El siguiente paso es evitar reacciones que perpetúan la polarización. Staël von Holstein explica que intentar convencer a alguien de que su discurso es erróneo es casi imposible, ya que se utilizan las mismas palabras con significados diferentes. Es crucial crear condiciones para mantener conversaciones profundas que desmantelen prejuicios y tópicos. Tom Friedman resalta que, en ocasiones, las respuestas de figuras como Trump se desvían de las preguntas correctas, sugiriendo que debemos enfocarnos en las preguntas en lugar de en las respuestas.
Por último, es esencial tener paciencia estratégica para abordar este reto con serenidad. Sigmund Freud, en El malestar de la cultura, advertía sobre la fragilidad de nuestra civilización. En tiempos de incertidumbre, el significado de nuestras palabras es más crucial que nunca. La escucha activa permite descubrir temores ocultos detrás del odio, y entender que este último es a menudo una respuesta a problemas más profundos.
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