Un robo que reabre viejas heridas
Los faraones han sido objeto de robos incluso después de su muerte. Desde sus imponentes tumbas, han sido testigos del saqueo de sus ajuares funerarios y momias a manos de ladrones. Aunque muchos de estos tesoros se conservan en museos, como el de El Cairo, la seguridad de estas instituciones ha sido cuestionada repetidamente.
Recientemente, el faraón Amenemope, perteneciente a la dinastía XXI, ha sido víctima de un robo que ha causado revuelo. El 9 de septiembre, un brazalete de oro de 3.000 años de antigüedad desapareció del museo, donde se encontraba en un laboratorio de restauración sin cámaras de vigilancia. Este incidente se produjo mientras se preparaban objetos para una exposición en Italia.
Investigación y consecuencias
Tras el robo, se inició una investigación que ha llevado a la detención de cuatro personas, incluida una restauradora del museo. El ministro de Turismo y Antigüedades, Sherif Fathy, criticó la “negligencia” en los protocolos de seguridad. El brazalete fue vendido por la irrisoria suma de 4.000 dólares para fundir el oro, lo que ha indignado a la población egipcia y a quienes valoran el patrimonio cultural.
El caso plantea serias dudas sobre la seguridad del museo, especialmente con la inminente apertura del Gran Museo Egipcio (GEM) el 1 de noviembre. Los egipcios esperan que esta nueva institución sea capaz de proteger sus tesoros de futuros robos y extravíos.
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