Imágenes desgarradoras que nos interpelan
Las imágenes de niños muertos en Gaza son tan impactantes que resulta difícil describirlas sin caer en lo escabroso. Se presentan ante nosotros, casi en directo, en las noticias y en las redes sociales, entre anuncios y titulares banales. Sin estas imágenes, no habría movilizaciones ni protestas, ni concentraciones con banderas palestinas que recuerden a los pequeños fallecidos con poemas escritos por ellos. La reacción de quienes deben actuar ha sido tibia y tardía, lo que suma al desasosiego de la situación.
Un homenaje olvidado y la normalización del horror
Diez años después de la muerte del pequeño Aylan en una playa turca, la conciencia mundial parece haberse desvanecido. Hoy, los niños asesinados, mutilados y famélicos se cuentan por miles, y sus familias lloran en un silencio abrumador. La devastación es total, y la desensibilización que provoca la constante exposición a estas imágenes nos lleva a tolerar lo intolerable. Nos enfrentamos a un genocidio que muestra la capacidad humana para las atrocidades y la banalización del sufrimiento ajeno. La pregunta que queda es: ¿cómo convivimos con esto sin asumir responsabilidades? Si no podemos actuar, ¿qué significado tiene nuestra impotencia?
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